Este pueblo de la Axarquía de 200 habitantes se transforma durante tres días en un enclave medieval con pasacalles, espectáculos pirotécnicos, danza del vientre, flamenco, exhibiciones de cetrería, degustaciones gastronómicas, actuaciones musicales, rutas guiadas, exposiciones, exhibiciones de cetrería, danza del vientre, degustaciones de té y pastas; pinchos morunos o vino del terreno, entre otras viandas. Y un zoco artesanal. Sus calles empedradas se iluminan el sábado sólo con velas.