Durante la vigencia de toda la tradición artística de Occidente, las creaciones artísticas, plásticas y literarias, guardaron una muy estrecha relación. En algunas ocasiones, fueron realizadas por los mismos autores, en muchas otras aparecieron simultáneamente en una especie de amistosa compañía. El lema clásico de la pintura como poesía que habla y la poesía como pintura muda no hacía alusión sino a la insuficiencia de ambas por separado —lo que hoy llamaríamos la palabra y la imagen— y a la necesidad de que una y otra se complementasen en el logro de
una inédita plenitud.

En el ámbito del arte contemporáneo, la relación de la visualidad y la escritura quizá tenga fundamentos muy distintos, pero la implicación del libro con el arte contemporáneo ha generado un fértil territorio de creación que continua dando sus frutos y suscitando un nuevo interés tanto del lector como del aficionado a las artes plásticas. Buena prueba de ello son las nuevas formas de coleccionismo de arte contemporáneo interesado en manuscritos, primeras ediciones, documentos, manifiestos, archivos y bibliotecas que forman parte de la historia y de los soportes para la creación contemporánea de nuestros días.

Para explorar y dar conocimientos de todo ello, hemos pensado en unas jornadas que puedan actualizar el estado de esta cuestión, servir para el intercambio de ideas y prácticas y dar noticia al público de las principales experiencias que están en la actualidad de nuestro país nutriendo el campo de las relaciones entre la creación literaria y el arte contemporáneo, así como de las distintas maneras que tienen los coleccionistas de adquirir e incorporar a sus colecciones obras visuales para las que ha sido determinante la palabra escrita y, viceversa, textos escritos que han significado vehículos privilegiados de expresiones plásticas.