Poder, Cultura y Religión en el Renacimiento.

Un retrato sobre el Renacimiento en Coín.

Un retrato sobre el Renacimiento en Coín.

PROGRAMA:
Concierto con piezas del Renacimiento:
Coral San Juan Bautista y Esemble Málaga Siglo XV.

Recital de literatura
A cargo de Elena López e Isabel Cánovas.

Debate de expertos
Con Luis Naranjo Lorenzo, Ángel Avellaneda, María José García y José Antonio Urbano.

Se cumplen528 años desde que mandó la Reina Isabel La Católica erigir la iglesia de San Juan sobre las ruinas de la alcazaba coineña, antigua residencia de los alcaydes del Coín musulmán. Coincidiendo con esta destaca efemérides local, la concejalía de Cultura hace público al pueblo de Coín la Real Cédula y ha organizado este encuentro en el que se descubrirá parte de la historia de la localidad. Será en el antiguo convento de Santa María de la Encarnación, desde las 18.00 horas.

En cuanto al documento en sí, desde el área han indicado que este despacho real tiene el doble valor de conocer cómo la reina católica rigió la configuración del Coín que conocemos ordenando construir en su centro el templo católico, siendo este documento testimonio del poder y “maiestas” de Isabel de Castilla, así como también sse puede considerar como la “partida de nacimiento” de la parroquia de San Juan de Coín.

El 23 de octubre de 1489, fecha en que se escribió la carta, apenas habían transcurrido cuatro años y medio desde la toma de la fortaleza de Coín. Su esposo Fernando comandó personalmente el asalto a tan potente villa que, junto a la escarpada Cártama, controlaba el acceso desde el interior a Málaga, el puerto más importante del reino nazarí.

Este documento dirigido por la reina a Garcí Fernández Manrique, su “corregidor y alcayde” de Málaga, propietario en aquellos días de lo que quedaba de la desmochada alcazaba coineña y su solar, está, por tanto, escrito en tiempos de guerra.

Isabel se nos revela como una mujer decidida que en nada tolera vacilaciones a la hora de que se cumpla su voluntad. Una mujer fuerte, convencida de que las tierras recuperadas ya no volverán a perderse para la Cruz y que enseguida ha de volver a levantarse en ellas los templos para que los repobladores tengan cubiertas sus necesidades espirituales.

Aun así, a pesar de los éxitos militares, a la guerra de Granada aún le quedaban algunos años para finalizar así que, para acortar este proceso, los reyes católicos se dividieron el trabajo. Mientras que Fernando se dedicaba a la parte militar de la campaña, Isabel, con su corte itinerante por las capitales andaluzas próximas a las fronteras, organizaba el repoblamiento y el reparto de tierras que sus mesnadas ganaban para la Corona de Castilla con el apoyo de la artillería y la marina de la Corona de Aragón.

Este tándem políticamente perfecto aunaba los intereses comunes de los esposos y sus reinos y propició la aparición de una administración eficiente y un poder indiscutible de los soberanos como hacía tiempo no se veía en el solar ibérico.