En pleno corazón del Aljarafe, Olivares atesora uno de los conjuntos históricos-artísticos mejor conservados de Andalucía. Por su situación privilegiada, próxima al Guadiamar, numerosas civilizaciones han pasado a lo largo de la historia, dejado su impronta en estas tierras. Aunque tiene su origen en época romana como explotación agropecuaria fue durante el siglo XVII cuando gozó de gran esplendor gracias a su vinculación con la casa de los Guzmanes y en particular, con Gaspar de Guzmán, más conocido como el Conde Duque de Olivares. Una herencia barroca visible en sus calles y plazas, en sus palacios y sobre todo en la magnifica Colegiata que alberga la segunda colección de relicarios más importantes de España. Olivares tiene sabor barroco y luce orgullosa esa herencia en la celebración del tradicional Mercado Barroco que fiel a su cita deleitará a los miles de asistentes que recibe cada año. Sus habitantes se vuelcan con una fiesta que devuelve a la localidad parte de ese esplendor de antaño. Una fiesta que por unos días les permite viajar al Siglo de Oro español. El mercado que recrea la vida cotidiana de la época con tabernas, puestos de artesanías y una extensa y variada programación de actividades entre las que destacan las obras de teatro de la época, conciertos, exposiciones, conferencias, talleres o pasacalles que amenizaran a los visitantes durante los cuatro días que dura la muestra. Pero Olivares guarda también tesoros de tiempos más remotos. Muy próxima a la localidad se encuentra el yacimiento arqueológico de Laelia, una ciudad ibero-romana que llegó a acuñar su propia moneda.