Estimular los procesos naturales de crecimiento de los más pequeños es una de las inversiones más significativas que pueden realizar los padres con sus hijos, mucho más si se desarrollan en un ambiente lúdico, poniendo en práctica aquellas técnicas más beneficiosas para este fin. Cobra más importancia teniendo en cuenta que el desarrollo psicomotriz del niño dependerá en gran parte de la confianza en sus posibilidades puesto que su autoestima está íntimamente ligada al desarrollo de su motricidad. En este sentido, se hace esencial enseñar a los padres a crear un medio rico en estímulos que permita desplegar su potencial cognitivo, físico y emocional, mostrándoles una forma de acompañar a los pequeños a través del juego.