A escribir una novela se aprende leyendo; y estudiando otras novelas, claro. Desentrañándolas, diseccionándolas. Novelas en lengua española y en otras lenguas; novelas clásicas y no tan clásicas; novelas, incluso, de autores de hoy y, casi, de mañana. Mil y un libros que analizaremos con lupa –y no es una metáfora– para aprender. Este aprendizaje es una de las experiencias necesarias en la formación del novelista. La otra será la experiencia de la realidad. Y ambas serán imprescindibles para dar con eso que suele llamarse “el estilo”.
Con esta idea, se pretende generar un espacio de escritura, diálogo, lectura crítica, reflexión, generación de pensamiento, entre los participantes al curso.
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