CURSOS DE VERANO UNIA
En el momento prebélico anterior a la Primera Guerra Mundial, Pablo Picasso era plenamente consciente de que el destino de la humanidad estaba en el aire y señalaba con esta cita inicial la capacidad del arte como herramienta para mejorar el futuro.
Figurativo o abstracto, el arte no solo se hacía para decorar salones. Y pese a que las vanguardias tomaron su nombre con clara intención frente a un enemigo común, durante mucho tiempo ha prevalecido una visión formalista. Desde dicha visión, la historia del arte era una sucesión de estilos que se dan paso unos a otros despojados de su carga sociopolítica inherente. Así, iconos como Guernica veían su enorme contenido simbólico obviado e incluso negado.
Lo que el cubismo, el futurismo o el surrealismo aportan es un nuevo espíritu y, sobre todo, un cambio de paradigma, algo que va mucho más allá de la mera innovación plástica. La ruptura del punto de vista único implica una relación nueva con el entorno, y esa relación no es únicamente visual. La forma es el síntoma o la herramienta para ponerlo en práctica, pero lo esencial es la necesidad de romper con lo establecido en todos los ámbitos.