Imparte Mario Montalbetti
Sobre el taller:
En contra de la supuesta eficacia de “pensar fuera de la caja” quiero explorar la idea opuesta: la de pensar dentro de ellas. Esto requiere una re-definición de la noción de caja. Sea entonces una caja un objeto n-dimensional que contiene una promesa. Toda caja promete algo. Una caja puede contener algo dentro o nada pero siempre promete algo.
Cuando esa promesa es un sentido (es decir, una dirección) las cosas se ponen interesantes. Y cuando en lugar de considerar las tradicionales cajas tri-dimensionales en las que guardamos nuestras posesiones consideramos cajas de 2, 1 y 0 dimensiones, todo se pone más interesante aún. Estas cajas sirven para pensar.
¿Pensar qué? Cualquier cosa, pero quiero examinar esta vez como tema general la ceguera del lenguaje y la mudez de la imagen: los constantes desencuentros entre decir y ver en varios campos (en particular, en poesía, fotografía y arquitectura). ¿Por qué el texto y la imagen se llevan tan mal? ¿A qué se debe el difícil connubio de un ciego y una muda? Hay razones para ello pero averiguarlas supone un ejercicio de pensar sin llegar, de gozar del trayecto antes que del destino, de diferir la tenue seguridad de un significado para hacer emerger el desplazamiento de un sentido. Eso es lo que ofrecen las cajas. Inevitablemente, hay riesgos — como el riesgo mismo de este texto, que es una caja, que promete algo, y que no sabemos si tiene algo dentro o no porque es una pura promesa.