¿Por qué nos da tanto miedo hablar en público? ¿Qué sentimos cuando nos ponemos delante de los demás? ¿Podemos dominar nuestros nervios y ofrecer lo mejor de nosotros para convencer o simplemente expresarnos con soltura? La respuesta es clara: “Sí, sólo es cuestión de saber cómo hacerlo y de practicarlo”.