Durante los primeros años de vida, el desarrollo del cerebro experimenta cambios muy importantes tanto a nivel estructural como funcional. Estos cambios dependen de la interacción entre la genética de los niños y la estimulación que reciben del ambiente. Uno de los factores que más influyen en el desarrollo del cerebro son las interacciones de los niños con los adultos que le rodean: padres, cuidadores y educadores.
Esas experiencias tempranas, sientan las bases para el desarrollo de una serie de procesos cognitivos conocidos como las Funciones Ejecutivas (FEs), necesarias para prestar atención, aprender, controlar impulsos, pensar de forma creativa, ser capaz de ponerse en el lugar de otro, regular las emociones, ponerse objetivos y ser capaz de alcanzarlos.
Dada su gran importancia para el desarrollo social, emocional e intelectual de los niños, el estudio del desarrollo de las FEs y de los métodos que se pueden implementar para potenciar ese desarrollo ha crecido exponencialmente durante las últimas décadas.
El desarrollo de las FEs muestra un progreso acelerado durante la niñez y continúa su desarrollo hasta la adolescencia. La gran plasticidad del cerebro durante este periodo hace posible que los programas educativos y las interacciones adulto-niño que busquen potenciar los procesos cognitivos que componen las FEs tengan un efecto positivo.
Entender qué son las FEs, los procesos cognitivos que las componen, su desarrollo, las redes neuronales que las apoyan y sobre todo los métodos y técnicas que promueven ese desarrollo es muy importante para maestros, psicólogos, psicopedagogos y todos los profesionales cuyo campo de acción gire en torno al desarrollo infantil.