Desde un claro paralelismo con el mundo del deporte, la figura del líder como “entrenador” de su equipo nos aparece como rol principal y nos afirma en lo que se espera de él como manager: integrar en sus habilidades, actitudes y comportamientos que la principal responsabilidad con su equipo y su trabajo constante es ser un desarrollador de personas, un auténtico guía y potenciador de talento.
Apostar por el desarrollo de sus colaboradores en el puesto de trabajo, aportar feedbackconstructivo, marcar objetivos retadores, delegar con efectividad, dirigir con flexibilidad, motivar y generar empowerment y gestionar positivamente el cambio, aparecen como comportamientos clave.
Porque ayudando a que cada colaborador crezca a nivel profesional y personal, los resultados de su equipo, indudablemente, crecen, además de generarse el mejor ambiente de trabajo posible.
Máximo rendimiento, motivación y compromiso en los equipos a los que dirigen, serán los resultados de crear Equipos de Alto Rendimiento.