Palacio de la Madraza y Biblioteca de la Junta de Andalucía.
Granada
Taller de Poesía
Hay oficios que no se pueden enseñar, y uno de ellos es el de escritor (o escritora): nadie puede enseñarnos a escribir poemas o relatos. El oficio de la escritura se aprende poco a poco, y casi siempre en soledad. Pero también es cierto que todos los poetas (grandes y pequeños) progresaron en su oficio recorriendo con mejor o peor fortuna un largo y complejo camino de aprendizaje. Así que, aunque no se pueda enseñar a escribir, sí se puede aprender a escribir; o, mejor dicho, se pueden asimilar recursos para escribir más y mejor; y, lo que quizás sea más decisivo, se puede (y se debe) alcanzar la distancia crítica necesaria para valorar lo que uno mismo escribe.
Por todo ello, un taller de escritura poética ha de tener como premisa clave el objetivo de activar en los participantes un proceso a través del cual cada aprendiz de escritor (o escritora) logre mirar sus versos con mayor severidad, sin ninguna clase de complacencia; y, al mismo tiempo, amplíe el registro de sus procedimientos de escritura. No olvidemos, sin embargo, que esta tarea sólo será posible cuando los asistentes ya hayan escrito algo (y leído mucho), cuando íntimamente hayan adoptado la inexplicable decisión de escribir.