Uniremos nuestras energías a través de la meditación y el sonido, crearemos un puente entre nuestro saber individual y el saber universal, pondremos en marcha nuestros propósitos, y nos dejaremos fluir como el agua.
La meditación del alma es rítmica y cíclica en su naturaleza como ocurre en todo el cosmos. El alma respira y por eso su forma vive. No debe pasarse por alto la naturaleza rítmica de la meditación del alma en la vida del aspirante. Hay un flujo y reflujo en toda la naturaleza, y en las mareas del océano tenemos un cuadro maravilloso de una ley eterna... la idea de una respuesta cíclica a los impulsos del alma que se sitúa tras las actividades de la meditación matutina, del recogimiento del mediodía, y de la recapitulación de la tarde. También indican un amplio flujo y reflujo los dos aspectos de la luna llena y la luna nueva.