Cuando practicamos Zazen, no nos concentramos en ningún objeto en particular ni controlamos nuestros pensamientos. Si adoptamos una postura correcta y dejamos que la respiración se normalice, la mente se tranquiliza naturalmente. Lo esencial al practicar zazen es tomar conciencia (kakusoku) de la distracción y del adormecimiento y regresar a la postura correcta momento a momento.