El cambio climático está afectando a la región del Mediterráneo de manera desproporcionada con respecto al resto del mundo. Dicho efecto está contribuyendo a agravar el problema de estrés hídrico que ya sufren los países de la región de manera muy desigual, dependiendo de factores de oferta (disponibilidad de recursos tradicionales y no convencionales) y demanda (pautas de distribución y consumo ligadas a la actividad económica). A pesar de la territorialidad de estos factores, existen numerosas soluciones con carácter de bien público regional que deberían compartirse y diseminarse con el fin de elaborar recomendaciones pragmáticas que puedan guiar las decisiones de política económica.