El etiope le contestó: —¿Cómo lo voy a entender, si no hay quien me lo explique? Y le pidió a Felipe que subiera y se sentara junto a él. La parte de la Escritura que estaba leyendo era esta: «Fue llevado como una oveja al matadero; como un cordero que se queda callado delante de los que lo trasquilan, así tampoco abrió él la boca. Fue humillado, y no se le hizo justicia; ¿quién podrá hablar de su descendencia? Porque su vida fue arrancada de la tierra.» El funcionario etiope le preguntó a Felipe: —Dime, por favor, ¿de quién dice esto el profeta: de sí mismo o de algún otro? Entonces Felipe, tomando como punto de partida el lugar de la Escritura que el etiope leía, le anunció la buena noticia acerca de Jesús. Hechos 8:31-35