Clara Escalera Alejandre, Ana Gamaza y Arteterapia Gestalt Marina Ojeda, te ofrecen este bonito espacio de escucha personal y creación en un precioso lugar de la Sierra Gaditana. Un curso basado en sesiones de arteterapia en un espacio para contactar contigo y con el ambiente creativo que hay en ti.
La primavera se abre paso y recibimos su invitación para explorar lo que necesita brotar y ver la luz, lo que se va gestando internamente y con la llegada de esta estación busca florecer. La creación en contacto directo con la naturaleza se convierte en una experiencia sumamente esclarecedora para conectarnos no solamente con lo nuevo que emerge y brota, sino también con aquellos obstáculos o trabas que bloquean e inhiben nuestro proceso natural de crecimiento: el miedo, la vergüenza y el control.
Entendemos el arte como vehículo de exploración, elaboración y expresión de ideas, de emociones o de nuestra visión del mundo. Y así mismo, el arte nos reclama una atención no habitual que nos pone en contacto con niveles más profundos, con nuestro interlocutor interno. Por ello hemos de devolver al ARTE su función primigenia de ritual, mágico-religiosa, es decir, su potencial sanador. El ritual permite sanar, integrar e incluso celebrar eventos de nuestra biografía, favoreciendo el tránsito de la muerte psicológica hacia un renacimiento.
La creatividad es algo inherente al ser humano, entendiéndola como sinónimo de espiritualidad, como potencial ilimitado de generar formas no reactivas. Desde la no-forma nace la intuición como primer impulso creativo. Ante cualquier estímulo hay un espacio (este espacio se hace más amplio con la meditación, el estudio y el ejercicio de la presencia) que transforma la reacción inconsciente a cualquier estímulo en una respuesta creativa y consciente.
Es por ello que necesitamos liberar y desarrollar este potencial creador en cada uno de nosotros, accediendo a través de él a una mayor y más completa comprensión de nuestra realidad y de nosotros mismos, no solamente desde el discurso mental al que estamos acostumbrados, sino también desde lugares menos reconocidos socialmente, desde nuestra emocionalidad y nuestro instinto.