El Prado y sus colecciones son reflejo de la historia de España, cuyo menguante papel internacional en el siglo XIX mermó su atractivo para artistas foráneos.
Desde su creación en 1819 el Museo del Prado ha sido un decisivo actor del progreso de la historia del arte. Ha sido determinante en la recuperación de los primitivos españoles y de figuras emblemáticas como El Greco, en el encumbramiento de Velázquez a la cúspide del Parnaso pictórico español, y sus salas han servido de inspiración a algunos de los pintores más vanguardistas de los últimos 150 años.