La práctica estética/política de Miguel Benlloch tiene como denominador común una oposición continua a lo normativo, reflejada ya desde su temprana militancia antifranquista y por su intervención activa en la agitación contracultural de Granada. En los años ochenta participa en la apertura de la sala granadina Planta Baja, al intuir que la incipiente política institucional, empeñada en olvidar el pasado reciente, no respondería al anhelo ciudadano de libertad y de cultura experimental, y que se iría instalando de manera generalizada “una frivolidad despolitizada”. A finales de esta década cofunda la productora cultural BNV Producciones para impulsar proyectos, exposiciones y seminarios, así como expandir un diálogo entre las artes y el espacio social.