De Pepa Caballero.
Comisariada por la catedrática de la Universidad de Murcia, Isabel Tejeda.
La muestra reúne casi una veintena de piezas, algunas de ellas inéditas.
Se centra en la época en la que se produce el paso de la figuración, que fue el espacio en el que Pepa Caballero transitó a lo largo de los años 60, hacia la abstracción, el lenguaje que hizo suyo, que arranca en los primeros años 70.
Arranca con un díptico que tiene un cariz tridimensional en forma de biombo y puede presentarse de forma exenta gracias a las bisagras que unen sus dos partes: representa una figura femenina desnuda siendo empujada con fuerza hacia atrás por una gran bola blanca. Esta pieza figurativa se conecta con la serie siguiente tanto respecto a la paleta, en negros, blancos y grises, como en el uso de la bola blanca como elemento que generan el sentido y el movimiento de esta corta serie. Las siguientes series de la exposición -en azules y rojos- ya militan en la esfera lingüística de la abstracción, si bien en algunos casos aún podemos reconocer elementos con resonancias al ámbito de lo contingente, concretamente unas formas orgánicas que parecen penetrar y ser penetradas y que podrían contener hipotéticamente, y según la perspectiva de la comisaria de la muestra, referentes sexuales.
La conexión de Pepa Caballero con la provincia de Málaga es de sobras conocida, no sólo vivió y trabajó allí durante una parte fundamental de su vida, sino que también fundó uno de los grupos artísticos más relevantes del arte contemporáneo andaluz de los años 80, el colectivo Palmo. En Palmo, activo desde 1979 hasta su disolución en diciembre de 1987, participó de forma muy activa siendo la única mujer.
Tejeda ahonda en la búsqueda de una cierta genealogía formal que encadena a una fórmula de pensamiento propia de Caballero; hablamos de una autora de la que aún se sabe poco y cuyo estudio se encuentra en estos momentos en sus primeras fases.