Una mirada sobre el arte abstracto español entre dos siglos.
¿Qué es lo que provoca que una pintura abstracta nos pueda resultar tan atractiva?
Sin entrar a discutir si el primero fue la ya famosa acuarela del rincón de la pipa de Vassily Kandinsky, o se le adelantó Robert Delaunay con su “Disco simultáneo”, el caso es que más de un siglo después de las primeras manifestaciones de arte abstracto, esta corriente artística ha sobrevivido a todos los ismos que han venido convulsionando el mundo del arte desde entonces, y hoy en día tiene la misma vitalidad y frescura que cuando aquellos pioneros de las vanguardias históricas pusieron el mundo del revés con la audacia de sus propuestas formales. La abstracción tuvo un fuerte arraigo en España desde el principio, y la estela de artistas históricos ya desaparecidos como Miró, Tápies, Ráfols Casamada o Sempere, sigue iluminando a los creadores de generaciones posteriores que han hecho de esta opción un permanente campo de experimentación artística y filosófica, y de ahí deviene el interés de presentar este muestreo sobre la evolución de las corrientes abstractas en España durante las últimas décadas, con la presencia de artistas como Carlos León, Gerardo Delgado, Manuel Salinas y Jordi Teixidor –reciente Premio Nacional de Artes Plásticas– que están en el momento más álgido de su carrera, y de otros de generaciones posteriores, como José Piñar o Chico López, que siguen en la lucha por la creación de un mundo propio. En la imagen, Carlos León . Sin título, 1981. Técnica mixta sobre cartón.