Es una producción propia comisariada por Jimena Blázquez en la cual la artista colombiana, que siempre trabaja con la tierra de los suelos donde expone, empleará la andaluza para realizar “un viaje de reencuentro con la esencia de la naturaleza, intentando renovar nuestro vínculo ancestral con ella”. Parte de las obras cierran un círculo simbólico entre Europa y América a través de las plantas que llegaron del nuevo continente, muchas de cuyas semillas pasaron por la actual sede del CAAC, y que hoy forman parte de un mundo global.