La presente muestra de Rosa Martínez no es sino el acercamiento humilde y desnudo a la acuarela del que comienza a aprender los primeros pasos del baile con el agua, intentando eludir la reproducción literal para tratar de capturar la particular sensación de la luz percibida. Es esa luz, que habita en los espacios equívocamente llamados vacíos de las imágenes representadas, la que flota en el aire y encierra la intención del paisaje interior del artista.