ÁNGEL GAMBÍN pone la técnica al servicio del arte y no como hacen muchos artistas actuales que colocan el arte al servicio de la técnica. Para el artista la técnica es una mera herramienta, aporta poco al concepto de creación. El artista objetiviza su espíritu en la obra, al igual que una sociedad objetiviza su espíritu en el Derecho. La sociedad es un universo de ideas resultado de la agregación de situaciones que disparan las reacciones, que hacen que las relaciones necesiten cauces de comunicación. Gambín es uno de esos artistas que subraya la importancia de la tonalidad en el arte partiendo del dibujo. El dibujo es la esencia de la identidad del artista. Hay piezas que salen de sus propios límites en busca de un espacio que les conceda dimensiones nuevas. No es un planteamiento inerte, avanza poco a poco y muestra lucidez al mismo tiempo. Conquista el espacio con paz, sin renunciar a la poética rotunda, a la introspección austera que manifiesta como marca propia. Su propuesta se centra en la tonalidad, en el aspecto visual de esa materia que sube a la superficie y se manifiesta con ánimo de brevedad pero que el atrapa para siempre en un ejercicio inconsciente de sensualidad. Podemos apreciar esos colores que van apareciendo tímidamente sobre sus fondos profundos y discretos. El arte refina la situación de la mente humana que constituye un mundo vital. La belleza en la obra de Gambín se convierte en un lugar donde todos nos encontramos. La obra de Gambín es un reflejo del mensaje que recibimos del perfil dibujado en cada mente. Son rojos cohibidos, ocres susurrados, colores lavados en caudales en busca personal de nuevos valores tonales. Son cuadros que exigen silencio para narrar una crónica precisa, tan bella como certera, de la estética que merodea estos tiempos sin sistema. Para Gambín el verdadero motor sólo es el cerebro del artista, es el que se nutre de los elementos con los que discernir, el hecho o el sentimiento a representar en la obra de arte. Sus cuadros son coherentes, sinceros, analizan las ideas y nacen hijos de la cultura, con un enfoque innovador, autor de pincel ligero y verbo fácil. ÁNGEL GAMBÍN es un artista que sabe plasmar la esencia secreta de las cosas y no intenta copiar su apariencia externa.