De EMILIO GAÑÁN.
Formal, se desarrolla en la abstracción geométrica.
Emilio Gañán (Cáceres, 1971) ofrece en sus obras una visión geométrica de la realidad. Enfrentando lo subjetivo a lo objetivo, establece una relación matemática que le sirve para mostrar la sensualidad de la materia sin olvidar el rigor de la forma. Gañán se niega a explicar qué significan sus obras, pues la pintura ya es una forma pura cuya misión es la de emocionar al observador, además de encontrar que hay algo subversivo en la negación de la explicación. Durante la última década de su trayectoria, el artista ha creado su propio argot de líneas puntos y planos que conforman un sistema de expresión que evoluciona constantemente. Este argot se articula sobre otras disciplinas y soportes huyendo de los planteamientos dogmáticos a los que se han sometido otros geómetras. Las líneas que componen los cuadros de Gañán están vivas, huyen de la tradicional frialdad de la geometría, combinan color y textura y hablan su propio idioma. La obra de Emilio Gañán conforma lo que Javier Hernando calificó como Geometría Sensible. Pero, ¿qué es la geometría sensible? Se trata de una geometría que integra las diferentes propiedades perceptivas, convirtiéndose en una especie de interfaz entre la percepción y la expresión. La orquestación del color y su aplicación sobre la superficie muestran la sensualidad de la materia sin olvidar el rigor de la forma. En definitiva, en la obra de Gañán se conjugan las formas geométricas más puras con los colores y las texturas, lo que acaba por conformar un lenguaje que sirve como puente para la transmisión de los sentimientos más intensos.