ANTONIO SUÁREZ MATO. Pinturas.
Antonio lo observa tranquilo, Lo estudia hasta comprenderlo. Busca la vida en el agua, las piedras y la aridez de la orilla. Cuando consigue entenderlo, él mismo se hace río, y con la maestría que lo caracteriza, comienza a dar forma con sus inconfundibles trazos. Líneas firmes y seguras, de dominantes rojos y amarillos, consiguiendo expresar la belleza del paisaje, siempre con el protagonismo del río.
Pero el pintor también se ha encontrado al monstruo, que lo amenaza día tras día con su coraza de acero.
Se ha producido una lucha donde Antonio ataca con trazos de color de río mientras Salomón se defiende con una telaraña de hierro. Sale airosa la pintura, pero engrandeciendo el acero.
Así, pintor y colores se unen hasta conseguir un rio de color y vida.