Exposición del artista Manuel Cano.
Llama la atención que, en cuanto concierne a las mitologías y simbolismos del burro, los diferentes idearios y religiones lo hayan convertido en emblema de lo oscuro, incluso de lo satánico, excepción hecha de la cultura china, que lo presenta como un animal benéfico y asociado a lo luminoso.
La Biblia mencionan al burro en 130 ocasiones, y hay que resaltar el hecho de que Jesús entrase en Jerusalén montado sobre una burra, animal manso y pacífico, eludiendo hacerlo a lomos de un caballo, considerado entonces un animal para la guerra.
Gracias al premio Nobel Juan Ramón Jiménez, Platero se convirtió en el más famoso de los burros; con permiso de Rucio, el asno de Sancho Panza. También en las Fábulas de Esopo adquiere el burro un papel protagonista. Pero el artista se detiene sobre todo en ese bello poema de G.K. Chesterton y en el que, bajo el título de “The Donkey”, su autor describe la opinión de las gentes sobre este animal desde la óptica del propio burro. Ojalá algo de tan atinadas esencias haya calado en mis representaciones.