La exposición subraya la importancia de Juan Gris, su condición de cabeza de la escuela cubista hasta 1927 y la influencia que el movimiento cubista tuvo en la formación de la modernidad artística latinoamericana.
La muestra se articula en tres ámbitos: la obra de Juan Gris –11 piezas excepcionales del artista madrileño–, la visión de los otros cubismos con la obra de otros artistas contemporáneos que trabajaron en París (Gleizes, Metzinger, Marcoussis, Lhote, Valmier, María Blanchard…) y, cerrando la exposición, la expansión internacional del movimiento recogida en la presencia de artistas españoles y latinoamericanos. La Colección de Telefónica pone de relieve la diversidad de las propuestas y técnicas cubistas desarrolladas a lo largo del tiempo, pues el Cubismo fue más que una vanguardia: fue el movimiento artístico que inauguró la modernidad. No hubo un solo cubismo sino muchos cubismos. Fundado en París a finales de la primera década del siglo XX por Braque y Picasso, sus límites temporales se extienden más allá de los años 20, cuando otros artistas se incorporan para redefinirlo. A través de un revolucionario modo de pintar, el cubismo cambió para siempre la forma de mirar la pintura: ahora el espectador debe hacer un ejercicio de reconstrucción.