Proyecto con la noche como protagonista en 21 imágenes con una estética característica y marcada: un mundo de noche, pero no de oscuridad, donde luces, carteles de neón y carretera son el escenario de paisajes aislados y desiertos que producen un peculiar sentimiento de quietud y silencio mezclado con una nota de intensa expectación, incluso misterio e inquietud, sentimientos en principio opuestos que terminan por coexistir aquí, complementándose y desdibujándose entre sí. Se llega así al aspecto más importante de la obra: conseguir que una imagen sin movimiento alguno, sin elementos especialmente remarcables que pudieran ayudar a ello, cuente una historia.