Comisariada por José Ignacio Pérez Tapias y Luis Aguilar Aguilar la exposición es un homenaje al artista sevillano Cristóbal Aguilar.
Sus temas nunca son neutrales; representa la dureza del quehacer diario del trabajador, hecho que le lleva a plasmar rostros surcados de arrugas, retratos que denuncian las vejaciones sufridas durante siglos.
El grabado fue su especialidad, y aunque durante distintos momentos de su vida se centró más en la pintura al óleo o en las acuarelas, jamás abandonó esta disciplina, a la que recurría con bastante frecuencia.