Joaquín Sorolla, Mariano Fortuny, Teresa Condeminas, Maruja Mallo, Pablo Picasso, Julio González, Salvador Dalí, Joan Miró, Eduardo Chillida, Antonio Saura, Menchu Gal, entre otros muchos.
La libertad para rebelarse contra siglos de desnudos pudorosos y académicos, de ver más allá de la sola anatomía del cuerpo, desencadenó, en definitiva, entre los movimientos de renovación y vanguardia españoles –especialmente en los años veinte y treinta– un imparable cambio de paradigma en el que lo carnal se impuso a lo ideal y que destapó las posibilidades más interesantes y excitantes del desnudo. El cuerpo contemporáneo se convirtió entonces en un fértil territorio artístico de exploración y autoconocimiento.
Apenas iniciado ese camino de experimentación formal y expresiva, el desnudo moderno regresó, sin embargo, a los estigmas decimonónicos durante buena parte de la dictadura franquista, coartado por la censura del régimen, refugiado en las exposiciones oficiales de lenguajes otra vez académicos, provocador desde los márgenes y el exilio, o camuflado en formas abstractas.