Lo grotesco, la crueldad de un sistema sin empatía, la hostilidad hacia la libertad, la identidad como suma de ficciones de un hipotético “yo” nos evoca directamente el universo del artista. Aquí sobre todo encontramos preguntas y dudas, pues no resuelve problemas… los crea. Ya hablaba Oscar Wilde de la sutil
belleza de la duda y lo apasionante de ésta, y así parece entenderlo también Chema Cobo.
Su trabajo –irónico, ácido y sobre todo libre de cualquier atadura– parte de presupuestos conceptuales, y utiliza la pintura, el dibujo y la escultura para canalizar sus intereses sobre la historia y las problemáticas de la representación.