Exposición de la joven pintora autodidacta Blanca Rodríguez Martínez.
Aunque toma algunas clases de pintura durante un corto período de tiempo con una pintora de su tierra natal, Jaén, después sigue con esta pasión apoyándose solo en su propio interés por aprender y por experimentar con diferentes técnicas; Blanca es una joven “artistea” como ella misma se define, uniendo su arte con su condición de persona TEA, lo que comúnmente se ha conocido hasta hace poco tiempo como Síndrome de Asperger. Es, precisamente, esta condición lo que le lleva a plasmar en sus pinturas su manera de ver la vida y las sensaciones que diferentes estímulos, ya sean auditivos o visuales, le provocan. Pero, su pasión por el arte y su creatividad, no solo las vuelca en la pintura, sino también en la escritura; una vez acabados sus estudios de Bachillerato, compaginados con estudios de otras lenguas, comienza a formarse en Escritura Creativa.
El alma siempre busca caminos para poder expresarse. El alma de Blanca ha encontrado la pintura y la escritura como medio de comunicación con los demás. Contemplar su lenguaje se convierte en una conversación mágica entre nosotros y su interior, lleno de color, movimiento, fuerza, resistencia, reivindicación y expresión. Su TEA la transforma en una persona vitalista, capaz de transmitir la verdad sin las falsas apariencias en las que, a veces, nos ocultamos. Escuchar sus trazos nos conduce a una tertulia con los sentidos.