Arte y urbanismo en la Colección Olontia.
La presencia de las ciudades en el arte ha pasado de un mero elemento escenográfico, formando parte del paisaje de fondo, a tener una presencia capital en las obras de muchos pintores, fotógrafos y poetas españoles de las últimas décadas.
La proliferación y desarrollo de grandes urbes en el curso del siglo XX era un hecho previsible a la vista del carácter gregario de la especie humana y su gusto por crear núcleos de población cada vez mayores, conscientes deque la prosperidad y el progreso estaban directamente relacionados con ese afán de replicar los vínculos familiares en los de vecindad hasta crear esas metrópolis en la que todos los individuos que la forman terminan por estar interrelacionados, de forma más o menos visibles, y tener conciencia de ello convirtiendo a las ciudades en verdaderas réplicas de la multicelular anatomía humana.
Esta tendencia ha provocado todo un abanico de posibilidades de creación artística en torno a ellas: La ciudad adquiere un creciente protagonismo en el desarrollo de las distintas artes, en paralelo con el empuje de la civilización que ha ido imponiendo y diversificando su creciente poder de seducción. De esa manera, la presencia de las ciudades en el arte ha pasado de un mero elemento escenográfico, formando parte del paisaje de fondo, a tener una presencia capital en las obras de muchos pintores, fotógrafos y poetas españoles de las últimas décadas, que han incorporado a su iconografía la ciudad en todas sus variantes, desde lo sublime a lo suburbial, porque “la gran ciudad es el habitat natural del hombre moderno” según aventuró el poeta Jaime Gil de Biedma. Aunque todos los artistas presentes en esta exposición son españoles y de un espectro generacional y geográfico muy amplio –Jesús Arribas, Colita, Alberto García- Alix, Luis Jurado, Julio Juste, Ceesepe, Joaquín de Molina, Javier Porto, Nacho Canut, Luis Mayo, Joaquín Peña-Toro, Bob Smith, Joao Ribeiro y Miguel Trillo, entre otros–, buena parte de las obras que los representan se abren a otras latitudes a través de imágenes de sus ciudades o de los iconos que las representan.
Para hermanar la cultura de élite y la de calle, esta exposición sobre El embrujo de las ciudades también incorpora otras aportaciones para su difusión a través de libros y otros soportes gráficos.