Muestra de las piezas que los arqueólogos municipales han recuperado del interior del mausoleo romano hallado en agosto de 2019, y que durante más de dos mil años ha permanecido intacto.
Se trata de vasijas, platos, ungüentarios, adornos y otras piezas de enorme valor que, gracias a su perfecto estado de conservación y por la ausencia de signo alguno de expolio en la propia tumba, ayudará a comprender mejor la necrópolis romana carmonense.
Este mausoleo familiar formaba parte de la necrópolis principal de Carmona en época romana. Las características de este mausoleo parecen indicar que debió pertenecer a una importante familia carmonense que vivió entre los S.I y II d.C.
El mausoleo se encontraba en un punto destacado fuera de la ciudad, junto a la Vía Augusta y a la Puerta de Sevilla.
Excavada en la roca y forradas sus paredes por sillares de piedras, debido a la escasa consistencia del terreno.
El acceso desde el exterior a la tumba se hacía a través de una escalera que conectaba directamente con una cámara donde se depositaban las ofrendas funerarias. Desde la cámara de ofrendas se accedía a la cámara funeraria, que era de menor tamaño y en la que se encontraban dos nichos para colocar las urnas con las cenizas de los difuntos.
Aunque no se ha conservado, sobre la tumba subterránea debió existir alguna estructura de señalización, probablemente y dada su monumentalidad; una torre.