Las esculturas de Laveron atrapa a los asistentes por su grandiosidad y magnificencia, a la vez que transmite el reflejo de un momento complejo que consigue entablar un diálogo continuo con el transeúnte.
Hoy sus esculturas pueden admirarse en distintos espacios públicos como la sede de la UNESCO en París, el Crown Pointe de Atlanta y museos como el Guggenheim de Nueva York, el Mulehim de Alemania, el de Massachussets en Estados Unidos o el Reina Sofía de Madrid.