La sala temporal del Mupam acoge la exposición colectiva de fotografía La Luna en Málaga, con textos y dibujos de Pérez Estrada y pinturas de Marcos Bonatempo.
Las sala temporal del Museo del Patrimonio Municipal (MUPAM) acoge desde el 22 de septiembre el 24 de octubre, la muestra “La luna en Málaga”, un ensayo expositivo y poético a través de la mirada de diez fotógrafas y fotógrafos, la literatura y los dibujos de Rafael Pérez Estrada y la pintura de Marcos Bontempo. La muestra, ha sido inaugurada hoy por la concejala de Cultura, Noelia Losada; el comisario Edu Rosa; el presidente de honor de la Fundación Pérez Estrada, Esteban Pérez Estrada; la gerente de dicha Fundación, Ana Cabello, el artista Marcos Bontempo y los fotógrafos y fotógrafas participantes en esta exposición colectiva.
La muestra, que cuenta con la colaboración de la Fundación Pérez Estrada, la componen un centenar de instantáneas que conforman más de 60 obras de los fotógrafos Carlos Castro, José Luis Escudero, Carlos Freire, Silvia J Esteban, Nany Lavado, David Mancebo, Cristina Moreno de Acevedo, Gaby Rodrigo, Carlos Sánchez y Mabel Sánchez. Sus obras dialogan con los textos e ilustraciones de Rafael Pérez Estrada y una intervención pictórica sobre pared del artista Marcos Bontempo. Para todos ellos la luna es cautivadora y misteriosa, les atrae e inspira, les despierta su creatividad y les ilumina. Es un recorrido visual y emocional de cómo la ven y sienten sobre nuestra ciudad.
Los autores cuyas imágenes componen la exposición, explican que el proceso creativo de “cazar la luna”, de salir a fotografiar la luna, es mucho más que portar una mochila con todo el equipo, abrir el trípode y hacer click.
“Cazar la Luna”, así lo describen, es estar atentos y seguir su ciclo, si está en gibosa creciente o menguante, o en qué fase de su cuarto se encuentra; es dedicar tiempo a ver predicciones meteorológicas para saber si las nubes se interpondrán entre ella y nosotros, a las vez que se buscan localizaciones que puedan resaltar más aún su belleza
En días clave los mensajes por whatsapp son el anticipo de lo que viviremos en nuestros encuentros, una explosión de sensaciones y emociones, entusiasmo, dudas, reflexiones, y hay que concretar donde quedamos para salir juntos, recoger a compañeros, son tantas cosas...En ocasiones hacemos bastantes kilómetros para ir a su encuentro y durante ese tiempo de "carretera y manta" repasamos y comprobamos que lo llevamos todo. ¿Qué es ese todo? Dependiendo de la época del año, todo incluye abrigo, paraguas, protección para las cámaras -por increíble que parezca nos puede llover a nosotros y no hacerlo por donde sale la luna o por donde se pone- , y sobre todo, que el termo de chocolate caliente no se derrame.
Como lo aconsejable es llegar con tiempo suficiente, así lo hacemos. En ocasiones vamos a lugares que no conocemos y debemos inspeccionar el terreno. Si es en el campo, hemos de comprobar que no haya zanjas, por ejemplo. Si la noche se nos viene encima, deben estar a punto nuestras linternas.Y una de las cosas más entrañables, el estar atentos los unos a los otros, preguntarnos si estamos bien y estar localizados.
Shuuu eyyy ¡que ya sale! Se hace el silencio, es nuestra forma de rendirle el homenaje que se merece nuestro único satélite natural que, de una u otra forma, rige nuestras vidas. Somos conscientes de su influencia sobre nuestros mares y océanos. Recordemos, por ejemplo, que la atracción gravitatoria de la luna es fundamental para nuestro planeta, ya que produce una deformación sobre la Tierra creando corrientes marinas necesarias para los peces, su alimentación y por ende la nuestra.
Pasado ese tramo de "colocar" la luna donde queríamos, y comprobar nuestras tarjetas, solemos quedarnos contemplándola sin más -con nuestro chocolate caliente, eso sí-, como se va alzando sobre el horizonte sin perder su brillo, su sentido, a su ritmo, que en definitiva es casi el nuestro. Ese momento es único, nos sentimos en comunión con lo que nos rodea, tomamos mayor conciencia de lo que somos y de cuánto cuidado, mimo y respeto debemos tener.
Pero siempre está ese momento de vuelta a casa. Nos venimos con las pilas cargadas, envueltos en un mar de sensaciones y hermandad, muy bello. Cuidamos que estemos todos bien hasta abrir la puerta de casa. Ya sólo queda descargar las tarjetas y volver a verla, editar las fotos con ese retrogusto que aún se tiene y pensando lo bonito que sería que quienes no la han podido ver puedan disfrutarla de alguna manera, aunque sea a través de nuestros "ojos". Si esta exposición sirve para poder transmitir de alguna manera, aunque sea mínimamente todo lo que sentimos y vivimos, ya con eso nos vale”.