La exposición, comisariada por Fernando Carnicero, Eduardo Quesada y Miguel Arjona; muestra las singularidades del trabajo de Morcillo y de su propio carácter tendente a lo hermético, pausado y fuera de cualquier injerencia, tanto vital como artística, capaz de crear toda una iconografía de raíz mítica sobre el esplendoroso pasado árabe de su amada ciudad.
La muestra consta de más de medio centenar de piezas representativas de toda su carrera. Refleja la trayectoria del que ha sido, durante décadas, un artista de gran prestigio en España y en Granada. Un artista, además, al que su singular personalidad le ha hecho célebre no solo en los círculos artísticos.
Desde joven obtuvo el reconocimiento de la crítica, por lo que prácticamente desde sus inicios su carrera ascendió rápidamente. Tendría la admiración de su mentor Luis Seco de Lucena y la de Manuel Gómez-Moreno González, y los parabienes de su maestro Cecilio Pla, y gozaría de la amistad y el respeto de Federico García Lorca, que lo consideraría un gran artista, aun cuando Lorca se inclinara finalmente por las vanguardias y defendiera en consecuencia el arte nuevo.