Para encontrar el germen de ‘Gaditanas en la Memoria’ hay que retroceder ocho años. En 2009 el Servicio de Memoria Histórica divulgó el cuaderno ‘Toma nota’ una iniciativa inspirada por Mercedes Moreno: en apariencia se trataba de un bloc de notas, si bien entre sus páginas se insertaban semblanzas de mujeres ejecutadas por el franquismo. En la muestra aparecen referencias de personas significadas por su activismo social, junto a otras que fueron asesinadas por ser familiares de políticos o sindicalistas locales.
La exposición homenajea a las quince mujeres de Grazalema que fueron sepultadas en la fosa de Retamalejo; a Ana Jiménez, de Alcalá de los Gazules; a las fusiladas del valle de La Sauceda y enterradas en las fosas de El Marrufo; a la gaditana Milagros Rendón Martell; a la jerezana María Luisa Cobo Peña; a Soledad Candón Macías, apodada La Abanderada y fiel exponente de las Carilanteras de Paterna de Rivera; a Juana Aguilar ‘La Moricha’, de Trebujena; a María Silva Cruz ‘La Libertaria’, superviviente de los sucesos de Casas Viejas y asesinada en agosto de 1936 tras ser detenida en Paterna; a Carmen Hombre Ponzoa, maestra nacida en San Fernando y con plaza en Jerez donde fue asesinada por defender valores no concordantes con el catolicismo; y a la veintena de maestras nacionales que fueron sancionadas por las comisiones depuradoras según investigaciones efectuadas por José Pettenghi.
El historiador José Luis Gutiérrez Molina ha documentado la presencia de 106 mujeres que tuvieron que someterse a los tribunales constituidos por los golpistas. Pero en ese dato no aparecen las víctimas de la etapa más cruenta –de julio de 1936 a marzo de 1937- en la que se impuso un terror sistemático en aplicación del bando de guerra. Víctimas que no fueron declaradas como tal y que se reconocían como desaparecidas. Ahora aparecen, al menos el recuerdo de algunas de ellas, de la mano de esta exposición.