El fotógrafo Gabriel Sánchez Gasán tiene el archivo fotográfico más amplio del popular barrio sevillano, tras más de 50 años trabajando con su establecimiento de la calle San Jacinto.

El patrimonio histórico artístico, la evolución del paisaje urbano, los personajes y famosos, el flamenco y las fiestas populares son los temas principales que trata la muestra.

El viejo corral a punto de caer bajo la piqueta… Una cañería reventada y los albañiles en acción... Dos comadres relatando con su caterva de nietos… Una pelea entre esos señores pequeñitos a la puerta del colegio… La vendedora de caracoles discutiendo con la de los cupones… El alfar romano antes de ser devorado por la pala excavadora… Los refugios municipales cuando la riada del Tamarguillo… La Triana neorrealista que se fue por el aire… La Semana Santa, el Rocío y su trastienda…. Las Cruces de Mayo… El jeque del ladrillo, en apoteósico frenesí, repartiendo caramelos desde su trono en la Cabalgata de Reyes… Un reencuentro en la bodeguita tras años de ausencia en Alemania… La última cochura de ladrillos de aquél horno de la Vega a punto de ser demolido… Una pella de barro tomando forma al amor de las manos del último alfarero… Los enterramientos musulmanes descubiertos bajo el mercado… Aquéllos ritos barriales de nacimiento, fiesta, trabajo, cortejo, amor, vida y muerte… Los cabales , en pleno éxtasis, escuchando una soleá por derecho… La Triana del cante, el baile y la guitarra… Sus personajes singulares… Lo que vino y se fue por el puente… La metamorfosis de la Isla de la Cartuja cuando la “EXPO 92” y lo que por allí se vio… La inmensa oquedad excavada en su suelo para levantar Torre Sevilla… El desguace de la palmera que mató el “picudo”…La calle San Jacinto de Triana antes de convertirse en Parque Temático de sí misma… Cada foto un instante, un latido de nuestras vidas...

Ellas son lo mejor de su obra, sus fotos más queridas, las llamadas por él mismo “las asquerosas”. Son cientos de miles hechas por necesidad vital, sin pedir permiso a nadie, sabiendo que no iban a ser valoradas a corto plazo. Lo suyo fue visión de futuro, intuición artística, olfato de sabueso, obsesión por capturar esta instantánea irrepetible, esa porción de realidad desdeñada por los demás, y convertirla en memoria colectiva y obra de arte. Escondido tras una esquina, encaramado en lo alto de un tejado, de una farola, o en el lugar más inaudito… Gabriel fue para los del arrabal de Trajano nuestro generoso “Notario gráfico”.

Y para sobrevivir, todas las BBC de Triana: Bodas, Bautizos y Comuniones; las fotos de carnet de identidad de todos los trianeros… Y los reportajes: “No soy omnipotente… pero omnipresente casi…” dijo una vez cuando lo citaron para cuatro eventos el mismo día y a la misma hora, pero el fedatario, el señor Gabriel cámara en ristre, estuvo allí.

Antropología, etnografía, arqueología, arquitectura, ciencias de la imagen y de la comunicación, historia, “intrahistoria”, memoria emocional… son conceptos científicos, culturales, humanísticos y humanos que hay invocar ante su ingente legado de imágenes e historias de vida. He aquí un catedrático de todo eso que lo fue sin pretenderlo, sin pasar por la Universidad, y ni puñetera falta que le hizo… En su camino no faltaron ilustres intelectuales que hicieron hasta libros con fotos suyas robadas por la cara negándole su autoría…

El resultado material de su odisea: quince millones de fotos y documentos gráficos; tres viviendas familiares atestadas hasta las trancas con un archivo suyo y de todos, pero que la desidia y el desdén podrían llevar a ninguna parte. Su sueño y el nuestro es salvarlo para la memoria de Sevilla y la de los que vendrán más allá de nuestro tiempo.

Es la hora y el momento irrepetible. Señores padres de la cultura sevillana, señor alcalde mayor, ustedes tienen la palabra. Muchas gracias por sus desvelos.

JAVIER ROS PARDO.