Realizada en fundición en bronce a la cera perdida, que es el culmen de la carrera profesional de la inmensa mayoría de los escultores de prestigio, los cuales confían sus producciones al metal, dada la voluptuosidad del detalle de las piezas.
La riqueza de calidades texturales y cromáticas que confirieren a la obra, impronta que lo identifica como uno de los materiales nobles de la escultura. Una vez que el alumno ha pasado por esta experiencia formativa, percibe toda una suerte de transformaciones propias de este lenguaje, y es en este diálogo donde arraiga con decisión su proyecto artístico.
Los proyectos de escultura personales, a partir de la chapa de hierro, le otorgan a las piezas un indudable valor plástico, como queda constancia en esta apuesta por la experimentación en la escultura contemporánea, en la que transciende su contenido formal para diluirse en el espacio como ingrediente fundamental de su expresión.