Exposición de fotografías en blanco y negro de la ciudad de Carmona desde 1992 hasta 2006.
Su seña de identidad es lo que Henri Cartier-Bresson llamaba el “instante decisivo”, congelar imágenes sencillas y conferirles carácter de eternidad.
Una de las claves de su obra revela lo eterno en la sencillez de los actos, en el acontecer rutinario de los seres humanos.