La exposición ofrece una nueva perspectiva del concepto de gamer mostrando un mundo videoludificado en el que vida y juego convergen cada día más.
Del homo sapiens al homo ludens en dos décadas. Éste ha sido el salto evolutivo, asociado a la revolución tecnológica y a las nuevas formas de ocio, más meteórico y de mayor impacto en nuestra sociedad.
La exposición parte de una visión antropológica del juego y entiende a los videojuegos como su expresión contemporánea más extendida. Pone de relieve cómo los videojuegos trascienden el ámbito estricto del ocio individual porque son a la vez una industria, un medio cultural y una propuesta creativa a través de la cual podemos comprender mejor nuestro presente.
Dividida en los diferentes ámbitos en los que las personas pueden relacionarse con el videojuego. Presenta más de cuarenta piezas, entre videojuegos y obras de arte, en un entorno interactivo que convierte la misma muestra en una experiencia de juego colectiva. Las obras destacan por su papel central que otorgan al videojuego como fenómeno cultural, estético y artístico.
El recorrido comienza mostrando cómo ciertas mecánicas de juego universales perviven a través de los nuevos formatos. A partir de esta idea, la exposición pone de relieve los mecanismos subyacentes a la industria y revela cómo el producto resultante influye en nuestra manera de trabajar, consumir y amar. También destaca la aproximación al videojuego como material de creación artística y como lenguaje de creación que desborda los géneros y formatos: Youtubers, MMORPG, Demo, AFK, NooB o Grinding son términos que a golpe de like o retuit construyen un vocabulario común que naturalizamos e interiorizamos hasta el punto de haber creado un imaginario tecnosocial que se expande todos los días, con el videojuego como epicentro y punta de lanza.