Comisariada por Elena Caranca, la muestra crea un escenario experimental en el que la fotografía sirve a la pintura y a la memoria. Peña utiliza sus propias instantáneas para intervenir sobre conocidas obras y lugares en una creación en la que todo convive con todo.
Del mismo modo, Peña selecciona piezas muy conocidas, como ‘Los burgueses de Calais’ de Rodin, para destacar el espíritu experimental que comparte con el escultor. En el trabajo de Peña, el bronce se cubre con los colores iridiscentes de las resinas y pigmentos de forma brillante e intensa y difumina el fondo con la idea de que la pintura se mimetice con la fotografía.
En otras obras alude a la retentiva y la permanencia frente a la fugacidad y el olvido. Así, por ejemplo, las imágenes del antiguo teatro de Tánger se convierten en un espacio donde trabajar sobre el estrago del tiempo.
La Alhambra de Granada, el Museo de Historia Natural de Nueva York, Picasso o Basquiat son algunos de los lugares y artistas sobre los que Peña interviene en esta exposición en la que la temática es tan amplia y variada como los materiales utilizados: impresiones fotográficas, papel, spray, pigmento en polvo, resina y acrílicos.
Además, para ofrecer al visitante una experiencia diferente, se ha creado para la exposición una escenografía ficticia que recrea el estudio del artista para mostrar su espacio de trabajo y su proceso creativo.