exposición del fotógrafo Gregorio Reche que continúa la serie El Cuarto Lúcido iniciada en el año 2018 en colaboración con Pa-ta-ta Festival, que tiene como objetivo principal seguir contribuyendo a la difusión de fotógrafos en continua evolución.
La luz se filtra en haces a través del agua. Los cuerpos flotan ingrávidos. Son retratos peculiares: no vemos ningún rostro, como mucho alguna cabeza que bucea; en cambio, observamos troncos, plantas de los pies, muslos, cinturas estrechas, amplias caderas y pequeños pechos. Aún sin ver el rostro percibimos el deseo, el juego, la conversación, el cuidado de esos cuerpos en el agua. Todo transcurre bajo el mar. Liberados del peso de la gravedad, los cuerpos aparecen lúdicos y libres. Liberados del paso del tiempo, de las obligaciones cotidianas, de los kilos extra, de la movilidad limitada. Son escenas casi oníricas, en las que el mar y la tierra se confunden. El exterior sólo nos llega a través de la luz que en ocasiones crea una especie de grietas en el fondo del mar.
Nos revela instantes del movimiento del cuerpo humano en ese mar de la infancia, líquido primigenio, al que volveremos hasta el último verano.