Un diálogo con la singular pintura de José Gutiérrez Solana en la colección del Museo Carmen Thyssen.
El Museo Carmen Thyssen Málaga acoge dos obras de gran formato de José Gutiérrez Solana (1886-1945): ‘Mujeres vistiéndose (Coristas de pueblo)’ (c. 1933) y ‘La casa del arrabal (Las chicas del arrabal)’ (c. 1934), procedentes de la Colección Banco Santander. Ambas están instaladas en la segunda planta de la Colección Permanente, junto a ‘Coristas’ (1927), obra maestra del Museo. Este diálogo de pinturas de Gutiérrez Solana es posible gracias al patrocinio de Marinsa. Esta empresa malagueña, especializada en productos inmobiliarios, colaborará de esta forma por primera vez con el Museo Carmen Thyssen Málaga.
Las dos obras invitadas son claros exponentes de la llamada “España negra”, una visión dramática e incluso siniestra de la sociedad de la que el madrileño fue uno de los más brillantes retratistas. Su estilo independiente supone un verso suelto en el panorama español de comienzos del siglo XX, en paralelo a los primeros tanteos renovadores y vanguardistas del arte nuevo, al que, sin embargo, él no se sumó. La temática de estas obras se enmarca en barrios bajos y antros como prostíbulos y cabarés. En ellos, Solana despliega un catálogo de mujeres distantes y sin aparente comunicación entre ellas, con rostros inexpresivos y más cercanas a muñecos de cera que a personas reales.
El pintor se limita a ofrecer al espectador unas imágenes en las que no juzga ni critica, dejando en la mirada de quien observa la reacción ante unos cuadros que fascinan y repelen a partes iguales. La composición en friso, la angostura de los espacios y el característico contorno negro aplicado a personajes y elementos, tan propio de la obra de Solana, convierten estas escenas con vida en una suerte de bodegones irreales con figuras congeladas, que provocan cierta inquietud en el espectador.
Las obras se exponen en la segunda planta de la Colección Permanente, en pertinente diálogo con las propuestas creativas del fin de siglo español que se muestran en la sala, donde de forma habitual se puede ver otra pintura de Solana, ‘Coristas’, de 1927.
Entre todos los caminos de modernidad que se apuntan en esa sección del Museo, la de Solana destaca por su realismo directo y crudo, que las obras expuestas en este sugerente diálogo muestran con toda intensidad.