Esta exposición permite conocer la historia, fabricación, formas de diseño y usos de una prenda fundamental en la moda sevillana, el mantón de Manila, con Juan Foronda como una de las principales firmas que en sus 100 años ha demostrado el carácter vanguardista, icónico y atemporal de esta prenda.
El mantón de Manila, tal y como lo conocemos en la actualidad, es una prenda de adorno femenino vinculada a la artesanía española, o más específicamente a la sevillana, dado que Sevilla es el lugar donde mayoritariamente se realiza y comercializa, a pesar de que su origen es anterior y ajeno a la tradición de los bordados españoles.
El origen del mantón bordado se encuentra indudablemente en China y data sobre el año 3000 a.C. y el hecho de que se dé a esta prenda el nombre de mantón de Manila, a pesar de ser originaria de la China, se debe a que fue en Manila, capital de la antigua colonia española de Filipinas, donde los comerciantes españoles vieron por primera vez, en el siglo XVI, estas maravillosas piezas de seda bordada. La mítica ruta marítima del Galeón de Manila tenía su origen en dicha ciudad filipina de donde partía hasta llegar al puerto de Acapulco. Luego, se seguía por tierra hasta el puerto de Veracruz donde se iniciaba el camino a Sevilla.
Tras su incorporación inicial al uso cortesano, el mantón rápidamente se popularizó y pasó a convertirse en el accesorio imprescindible de las mujeres trabajadoras. Puede decirse que, en Sevilla, fueron las cigarreras quienes extendieron el uso del mantón como accesorio de uso cotidiano, algo que parecen confirmar la literatura y pintura costumbristas como así puede verse en cuadros presentes en la Colección Bellver-Mejías.