Una travesía por la colección Meana Larrucea.
El epígrafe que sirve de título a la exposición ha sido tomado de la primera película dirigida por Andrei Tarkovsky en 1960. Se trata de un mediometraje que muestra la relación de amistad y mutua fascinación que se establece entre Sasha y Sergei, un niño que toca el violín y un hombre que conduce una apisonadora –variantes del artista o intelectual y del obrero– en un país en pleno proceso de reconstrucción después de la guerra. Aparentemente opuestos, el violín y la apisonadora representan el objeto artístico frente a la máquina, lo liviano frente a lo pesado, lo inmaterial frente a lo material, lo espiritual frente a lo funcional y práctico; sin embargo, son capaces de ejercer una atracción recíproca en los protagonistas, componiendo un hermoso relato sobre la seducción. La muestra es una travesía multidisciplinar basada en la seducción y sus bifurcaciones, tomando como eje la Colección Meana Larrucea. La selección efectuada reúne obras de 35 artistas de distintas generaciones y procedencia contextual –entre los que se encuentran nombres de referencia internacional como Joseph Kosuth, Cildo Meireles, Sophie Calle, Teresa Margolles, Olafur Eliasson, Miroslaw Balka, Santiago Sierra o Mona Hatoum–, realizadas entre 1985 y 2015, incluyendo pintura, dibujo, collage, escultura, piezas sonoras, fotografía y vídeo