Una intervención colectiva con trabajos de Pilar Albarracín, Antonio Belmonte, Sonsoles Brilhantes, Lita Mora, Guillermo Pérez Villalta, Juan Manuel Seisdedos, Wild Welva, y un frontispicio de Faustino Rodríguez.
Después de tres años de compromiso con la gestión y difusión del arte contemporaneo a través de la Asociación de Amigos de la Colección Olontia, y de otros dos más tras la constitución de la Fundación Olontia dedicados a generar proyectos externos como Jaime Gil de Biedma, según sentencia del tiempo que se presentó en la sede neoyorkina del Instituto Cervantes y ahora está itinerando por otras ciudades del mundo, y la muestra El eterno retorno que se inauguró el pasado enero en Centro Niemeyer, de Avilés, para recuperar la figura de Carlos Berlanga con motivo del XX aniversario de su muerte, la Fundación Olontia presenta la que va a ser su sede en Gibraleón, previsiblemente durante los próximos veinte años, tras el acuerdo firmado con ADIF el pasado mes de marzo.
En un bello edificio de ladrillo y de piedra que a mediados del pasado siglo se construyó en la estación ferroviaria de Gibraleón como almacén de paquetería de Renfe, la Fundación Olontia presenta una instalación colectiva que bajo el título La destrucción y el amor establece un paraleleismo entre la situacion de abandono que ha sufrido este viejo almacen en la estación de Gibraleón y la casa madrileña del Premio Nobel español, unidas por ese libro que Vicente Aleixandre publicó en 1945 con un titulo tan revelador como “La destrucción o el amor”, al que como punto de partida para nuestro proyecto inaugural hemos cambiado su conjuncion de origen por la sumatoria y copulativa Y, ya que tratamos de vincular el estado de deterioro y destrucción en que hemos encontrado nuestra sede con el amor al arte que supone la puesta en marcha de nuestra aventura en este edificio que, sin esta imprevista unión de destinos, parecía condenado a desaparecer.
Es por ello que para esta primera propuesta inaugural se ha dejado el continente de la misma en el estado original de abandono, sin acicalar ni reparar, e invitado a 7 artistas –tantos como las estancias en que está dividido el almacén, y las 7 letras de la palabra Olontia– para que cada uno de ellos tome posesión de una habitación e intervenga en ella con su arte y los recursos que estime oportunos, para entre todos darle un carácter único de obra coral, de creación compartida.
Y en la entrada, como prólogo a este caleidoscopio espacial, el pintor Faustino Rodriguez (Huelva, 1957) crea una fantasía a partir del poema “Vida” del libro que le da argumento a esta propuesta, y que se inicia con este par de versos tan reveladores:
Un pájro de papel en el pecho dice que el tiempo de los besos no ha llegado.
Horario de visitas: jueves de 18 a 21 h. Otros días, previa cita en: fundacionolontia@gmail.com