Fotografías de ANDRÉ PENTEADO
Rastros, trazos y vestigios es un proyecto fotográfico de larga duración en torno al pasado de Brasil. Iniciado en 2014, se despliega en una serie de investigaciones sobre importantes capítulos de la historia nacional, todos ellos anteriores a la llegada de la fotografía al país. Su autor, el artista visual André Penteado, se desplaza a las zonas de estos sucesos históricos y busca identificar sus reverberaciones en el presente. Hasta la actualidad el artista ha concluido tres de los itinerarios planificados, resultando cada uno en la publicación de un fotolibro: Cabanagem (2015), Missão Francesa (2017) y Farroupilha (2020). La exposición en el CICUS abarca estos tres itinerarios, los cuales serán expuestos juntos por primera vez.
Aunque en diálogo con las representaciones historiográficas, Penteado recorre el país sin una hoja de ruta rígida, interesándose por individuos, escenarios y los objetos más diversos, con conexiones objetivas (ruinas, monumentos, descendientes de las personas involucradas) o metafóricas (un machete, una piedra, un trozo de plástico negro, un vecino actual de un lugar de memoria) con los sucesos históricos. Esa apertura al presente permite al artista identificar el pasado en su polifonía, en su latencia, escapándose de una apreciación mediada por lo verbal; se podría decir, entonces, que el interés del autor recae sobre el pasado en su espesura y materialidad (la del proceso fotográfico, la de las cosas fotografiadas). Al trasladar dicha materialidad al espacio expositivo, Penteado genera en el espectador una emoción en forma de desasosiego que, a la larga, puede dar lugar a un interés más narrativo sobre el tema. El mismo Penteado auxilia a su lector a iniciar ese propósito, introduciendo en sus obras textos de historiadores invitados especialmente para el proyecto.
De esa forma, Penteado se une a otros artistas brasileños que desde la década de 1990 revisitan la historia nacional a partir de sus fisuras, olvidos y desechos, como Rosângela Rennó o Rosana Paulino. Se trata de creadores que llevan el proceso de redemocratización al pasado, superando el enquistado paradigma de la “nación sin pueblo”, rehén de la acción omnipresente –y violenta– del Estado (la administración colonial, la esclavitud negra, los regímenes autoritarios en el siglo XX).